viernes, 26 de febrero de 2016

Reflexión: Arrogancia.

Arrogancia. 



Hacia finales del Siglo XVIII, Jane Austen escribía sobre el estado de la sociedad inglesa de su época, de la posición de la mujer y de como funcionaba el sistema. Décadas más tardes, Charles Dickens escribía a su vez con una aguda critica social a lo que estaba ocurriendo en la Inglaterra de la revolución industrial, los abismos de desigualdad social que se daban y las poco éticas leyes de pobres, según las cuáles la pobreza era algo natural. Si, a veces cuesta creerlo, pero se pensaba que la pobreza era un estado natural y que, de una forma u otra, los hijos de los pobres estaban destinados a ser pobres. Un ciclo de lo más amargo.


Si hacemos un salto temporal algo más grande, me gusta señalar por ejemplo a Albert Einstein, que en el Siglo XX y tras ver lo que habían hecho con la teoría del átomo, tuvo miedo de lo que iba a ocurrir con la humanidad. Tras la reconstrucción del mundo después de las Guerras Mundiales, que conviene decir que cambiaron totalmente el paradigma que había anteriormente y el modo de entender el mundo, se hizo especial hincapié en la economía, incluso más que en los años que precedieron al crack de la bolsa de Nueva York. Con este especial hincapié, vemos que hoy se valoran las economías por su PIB y su renta per capita, conceptos que se atribuyen al economista Simon Kuznets, el cuál advirtió que estos indicadores no debían servir para medir el desarrollo de un país de forma real. Lástima para el pobre Kuznets que, hoy en día, se mide el desarrollo por el PIB y la renta per capita de un país.

Solo he querido ilustrar tres ejemplos de grandes literarios o científicos que, viendo el mundo que les tocó vivir, se sorprendieron y sintieron verdadera lástima por lo que ocurría. Cabe decir que no se quedaron de brazos cruzados, pues como personas de principios, llevaron sus ideales siempre hasta donde pudieron, peleando contra cosas como las desigualdades sociales o los abusos de la ciencia en favor de la guerra.

Hoy, en pleno Siglo XXI, yo, una persona de lo más normal, estudiante, vago en ocasiones, modelista, lector ávido, intransigente en ciertas cosas, me levanto por la mañana y bajo a tomar un café solo bien ardiente en el bar de abajo. Me siento en mi banquito junto a la barra, saludo con una sonrisa al camarero, este ya me está sirviendo el café como es costumbre. Coloco mi Iphone 5 sobre la barra y con un leve toque de mi dedo abro twitter, esa red social tan de moda ahora y en la que sigo a tantos medios de prensa tanto nacionales como internacionales que he perdido la cuenta. Y tranquilamente, me pongo a leer mientras disfruto de mi café.

Como es costumbre, me indigno primero ante las noticias de política, soy un español auténtico y es menester que lo haga. Pactos, traiciones a ideologías, populismo, corrupción e insultos hacia la ciudadanía. Que triste es, si lo pensamos todos un rato, que sea nuestro pan de cada día esto. Y aunque podría hablar durante páginas y páginas de texto de mi opinión sobre esto, no es de lo que quiero hablar aquí ni para lo que he expuesto estos ejemplos.

Continua mi búsqueda de noticias y empiezo a encontrar algo más. Gente pasa hambre en mi país, hay gente sin casa en mi país, niños con problemas y enfermedades que no son atentidos de forma adecuada. Pero, por alguna razón que no alcanzo a entender, tengo que bucear para encontrar las noticias de problemas que están provocando que miles de personas que viven en el mismo territorio que yo sufran así. No hablemos ya de personas que han llegado a morir porque se les han negado ayudas, tampoco en eso, me temo, quiero centrarme.

Mi buceo de noticias continúa y es entonces cuando llego a la cuestión. Todos los días hay noticias de la guerra en Siria, todos los días hay noticias. Todos los días mueren muchas personas allí, personas con nombres y apellidos, con familias, con una madre que les llorará, una novia que les echará de menos o unos hijos que crecerán huérfanos. Este es un argumento que muchos podrían calificar de demagógico y que solo ataca a la sensibilidad, pero, oigan ¿No es dolorosamente cierta esta afirmación sobre esas personas? La cuestión es que eso no ocurre solo en Siria. Disculpadme que lo diga así de crudo, pero bueno, hoy Siria es la moda. ¿En cuántos países de, por ejemplo, África, mueren cientos de personas a diario por guerras civiles y matanzas étnicas? ¿Sabéis que ciertas regiones de la India llevan en guerra continua más de cuarenta años de forma ininterrumpida y mueren decenas de personas a diario? Curiosamente, que pocas noticias hay de eso. Cabe preguntarse ¿Se nos han hecho sus muertes y su sufrimiento el pan de cada día? Cabe responder que, lamentablemente, si.

Bueno, muchas de estas cosas mencionadas anteriormente ocurren porque el ser humano es, como dice una muy buena amiga y mentora mía, arrogante. Tan arrogante que hace cien años creó países donde no los había, junto poblaciones que se odiaban a muerte, explotó los recursos y luego, simplemente, se marchó. No sin antes dejar en manos de tribus que peleaban con lanzas y escudos, lanzagranadas, fusiles, ametralladoras, pistolas, bombas y un largo etcétera. Luego simplemente era cuestión de dejar que se matasen. Son países en vías de desarrollo, países que se hunden en la extrema pobreza, los cuales aparecen para llenar la boca de los estadistas demagogos pero nunca aparecen en los planes de desarrollo, de ayudas. Muchos de ellos solo cuentan con personas que, con un sentido de la solidaridad que a todos debería abrumarnos y hacernos llorar, por lo menos, viajan a esos países poniendo en peligro sus vidas de “primer mundistas” para salvar a esas personas “tercer mundistas”. Hay gente que dedica su vida entera a buscar soluciones para acabar con los conflictos armados entre etnias cuyo nivel de analfabetismo les lleva a guerras de puro odio de las cuáles ni ellos comprenden ya el origen.

Puede que para los que hayáis llegado hasta aquí, os este siendo difícil seguir el hilo de esta pretensión de reflexión. No os culpo, no todas las mentes son ordenadas, la mía quizá la que menos cuando se llena hasta arriba de ideas. Pero es aquí, a estas personas, donde quería llegar, porque para mi representan lo que el “primer mundo” ha olvidado. Personas que representan la fe en los derechos humanos, en la tolerancia, en la dignidad y más importante, en la solidaridad con otros pueblos. ¿Por qué los estados no hacen lo que deben? Bueno, si entendemos lo que deben como ayudar a los países que en el pasado se explotaron a desarrollarse, podríamos hablar, entre muchas cosas, de porque no es un negocio rentable. Pues, al final, en un mundo donde el desarrollo humano se mide por el dinero, por el PIB en este caso como ya dijimos ¿Qué importancia tiene el valor de la humanidad y la vida? Porque para las personas que elaboran esos informes, para las personas que creen en el mundo solo con una explicación económica, la vida humana es medible, al igual que su dignidad y libertad. Y para ellos, esas personas, “miden” muy poco o nada.

No se puede cambiar el mundo en dos días. No se puede cambiar leyendo noticias e indignándose. No se podrá cambiar sin que algunas culturas se destruyan por el camino. No se puede lograr una igualdad para todo el mundo. Pero siempre se puede pelear por algo mejor. Porque, esas personas que hoy viven en el umbral de la extrema pobreza, no llegarán a sentarse en el banquito junto a la barra, no mirarán las noticias del mundo desde su Iphone 5 mientras disfrutan de un delicioso café amargo, fuerte y lleno de sabor. Pero si pueden llegar a aprender a leer, a construir un país con un futuro, si pueden comer cada día y beber agua potable, si pueden tener acceso a medicamentos sin que ello les arruine, tendrán las bases para quizá, un día, hacer que su mundo sea más parecido al nuestro. No como modelo ideal, pero al menos, como modelo de libertad y de necesidades básicas cubiertas.

Todo esto no está escrito para contaros a ninguno de vosotros algo que no supieseis, todos sabemos de que he hablado, entendiéndolo o no. No vengo a deciros lo que tenéis que hacer y desde luego no vengo a ponerme de persona solidaria porque, ante todo, disfruto de lujos que ni siquiera miles de personas de mi mismo país disfrutan. Pero si que vengo con esto a pediros que al igual que yo, os detengáis a pensar y reflexionar en esto. Vengo a pediros que se os caiga una lágrima, que se os revuelva el estómago, que se os ponga mal cuerpo al pensar en todo lo que hay en el mundo. Porque a veces tenemos que sentir nauseas de lo que está ocurriendo, porque lo siento mucho, pero estamos obligados. Y puede que tilden la idea de ayudar a otro países de, como de costumbre, utópica o el término mal usado de idealista, pero a lo mejor es nuestro propio autoconvencimiento de que el mundo debe funcionar de una manera lo que nos impide realmente pensar en las cosas realizables. Y aquí quiero citar una frase de mi mejor amiga, que me mostró una vez contándome una historia y que aun estoy pendiente de demostrar su validez. Pero, como lema, me encanta de una manera inexplicable:

Y como no sabía que era imposible, lo hizo.”


Gracias por leerme.




2 comentarios:

  1. Increíble que todavia queden personas que sepan mirar a su alrededor y tener reflexiones de este calibre

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  2. Una gran reflexión que nos invita a detenernos y mirar en derredor. Como dijo Marie Curie: "No puedes esperar construir un mundo mejor sin mejorar a las personas", quizás sea una reflexión que se pierda en la inmensidad de internet, pero invito a todos los que te leemos asiduamente que lo enseñemos a nuestros amigos. Quien sabe, quizás entre todos podamos cambiar las cosas y no solo con palabras. Gracias por escribir y compartir tus reflexiones!!

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