jueves, 10 de septiembre de 2015

Duncan. Pecados I.

Duncan Thausam

Pecados I


El sol acaba de salir hacía poco por el este, y la ciudad de Ventormenta comenzaba a despertar ahora. Aún había algunos que despertaron antes del alba para llevar acabo sus tareas, Duncan era uno de esos, y se encontraba ahora en pie frente a la Catedral. Con un suspiro, comprobó que llevaba bien abrochada la chaqueta, que estaba alisada y que sus pantalones no tenían algún agujero traicionero. Sonrió al ver que todo estaba en orden, se peinó un poco la melena con ambas manos y se encaminó, subiendo por la escalinata que llevaba al interior del recinto sagrado.

Dejó su arma a la entrada y caminó por la inmensa estancia, donde la luz que entraba por la vidrieras hacía parecer a aquel lugar realmente un sitio sagrado. El silencio inundaba todo, apenas había gente tan temprano salvo los sacerdotes y paladines habituales, y sus pasos al entrar resonaron por la estancia.

martes, 8 de septiembre de 2015

Lo que es bueno.

Con este primer texto, quiero comenzar a mostrar pequeños retazos de los pensamientos que en ocasiones me asaltan, y a la vez usarlo para practicar mi escritura con objetivo de mejorarla para el futuro, donde tendré que seguir luchando por conseguir un método que permita divulgar y transmitir sin caer en lo abstracto y lo "pedante". Aun así, lector, quiero que tomes nota de que lo que vas a leer no es un ensayo, está todo escrito bajo mi punto de vista y con inclusión de mis vivencias personales, y es un borrador de las cosas que pasan por mi mente.


Lo que es Bueno.



Hace relativamente poco, en el momento en que escribo esto apenas dos o tres días, estaba tomando un café con mis compañeros de clase en la facultad después de una sesión de estudio intensiva que, a decir verdad, sirvió más bien para poco pero fue divertida. La cuestión es que nuestra conversación derivó de la doctrina política de Platón, al conocido Socialismo utópico o protosocialismo, que basaba gran parte de su teoría en la afirmación de que: “El hombre es bueno por naturaleza”.

Aenlor. Tercera parte.

Aenlor.

Tercera parte.



Nació una estrella brillante y plateada antes del anochecer.

Adornando como una joya el firmamento, luz de esperanza.

Embargó el corazón de los que la amaban con su calidez

Pequeña estrella recién nacida ¿A qué has de temer?

Aenlor. Segunda parte.

Aenlor.

Segunda parte.



¿Por qué?

Aferro la espada con fuerza. Me escuece el cuero de los guantes en la piel de la mano, quizá es por el sudor. No logro relajar la respiración, el corazón se me va a salir del pecho, la vista se me nubla durante unos segundos y finalmente logro enfocarla. Apoyo mi espalda en la roca y dejo caer la espada al suelo, sigo vivo y me sorprende, debo de tener algunos huesos quebrados, pero la armadura se ha llevado la peor parte. La sangre verde y viscosa de demonio sigue derramada a mis pies, la herida que le hice en el cuello fue lo suficientemente profunda para matar a ese guardia vil.

Giro mi rostro hacia la derecha, y veo al resto. Están todos muertos. Demonios y kaldoreis, no queda ninguno. No me entrenaron para esto, no quería tener que verlo, pero otros eligieron por mi. Me levanto a duras penas y me acerco a ese cuerpo que tengo más cercano. Al arrodillarme cojo su arco entre las manos y luego miro su rostro, la mueca de miedo sigue perenne pese a haber muerto, y sus ojos ya no brillan. No debió acercarse tanto para disparar, no debió intentar protegerme, ya no soy su Capitán, pero no logré sacarle esa idea de la cabeza. Era joven e impetuoso, pero muy inteligente. Habría sido un gran soldado, mejor que yo. Se llamaba Falaer.

¿Por qué?”


lunes, 7 de septiembre de 2015

Oliver. Quebrado I

Oliver Thausam

Quebrado I

El chillido estridente de una mujer rompió la concentración de Oliver, lo sacó de su propia mente y le recordó el intenso dolor que estaba padeciendo. Parpadeó, con las gafas perladas por gotas de lluvia, apoyado en el muro de una casa en mitad de la calle. El grito parecía lejano, pero el aullido que lo siguió no tanto.

-Maldición.

Aenlor. Primera parte.

Nota: Para comenzar este blog, me gustaría colocar la primera parte de una serie de mini mini mini relatos que escribí sobre Aenlor Il'ethalan, Kaldorei anciano del mundo de Warcraft. Espero que lo disfruteis.



Aenlor.

Primera parte.



Soñé con una noche en que la Luna nos abandonaba y las estrellas morían, una a una, dejando el cielo despejado y negro, en la más terrible de las oscuridades. Cada una de esas estrellas era alguien, una persona que conocemos y que se consume, hasta convertirse en polvo, en olvido. En un recuerdo perdido.

Suena más a una pesadilla que a un sueño.

Lo sé, pero no es lo que he visto lo que me preocupa

Entonces ¿Qué es?

La primera estrella en extinguirse, eras tu”