Kal'orar
Prólogo
Hace 14 años.
-Kail, ayuda a tu hermana con esos
bultos.-
El muchacho de cabellos negros y ojos
verdes asintió ante su madre, y se acercó a su pequeña hermana
para coger el pesado petate que la niña trataba de llevar como
buenamente podía. Al retirarle el peso, ella se sentó sobre el
árido suelo suspirando mientras el polvo se levantaba.
-No puedes pararte a descansar ahora,
tenemos que volver a marcharnos pronto.-
La niña le miró con sus ojos verdes
cansados y preñados de reproche mientras las miradas ajenas de los
demás trabajadores del crucero factoría se fijaban en ellos. Kail
sintió la presión de las miradas sobre su hermana, sería acusada
de vaga si no se ponía en pie enseguida, así que se acercó y la
levantó por la fuerza tirando de ella en dirección a su madre.
-Dame el petate, Kail.-
-Puedo llevarlo yo, mama, no te
preocupes.-
-Que me lo des.-
Asintió y le devolvió el petate. Su
madre tomó la mano de su hermana arrancándola de la suya. Y
entonces vio como ella le miraba con intensidad y aunque aún era un
muchacho joven supo al instante que los ojos de ella estaban cargados
de una tristeza tan profunda que le helaron el corazón en un
instante.
-Mamá ¿Qué ocurre?-
-Lo siento, Kail. Pero trabajar en el
crucero es una vida muy dura, tu hermana no sobrevivirá a ello. Pero
desde lo de tu padre no nos ha quedado opción.-
-No importa, mamá, trabajaré el doble
y por ella si hace falta. No pienso dejar que le ocurra nada malo.-
-Pero necesitamos dinero Kail y ni con
todo tu trabajo podríamos conseguir el suficiente para cambiar
nuestro estilo de vida.-
-Encontraremos una forma, ya lo verás.-
-Yo ya la he encontrado, hijo.-
-¿Qué quieres decir?-
El muchacho sintió como unas manos le
agarraban las muñecas de ambas manos a toda velocidad y antes de
darse cuenta las tenía esposadas. Dos figuras detrás de el le
alzaron.
-¿Es este?-
Miraron a su madre, pero ella no les
devolvió la mirada. Sus ojos estaban clavados en los de su hijo.
-Si.-
-No nos mentiste entonces, es un
muchacho sano pese a todo el trabajo que lleva sobre los hombros.
Será perfecto.-
-¿Qué hay del dinero?-
Uno de los hombres escupió al suelo
con gesto de desprecio mientras el otro le lanzaba un chip a la mujer
y acto seguido colocaban un collar de esclavos en el cuello del
muchacho.
-¡Mamá! ¡No!-
-Lo siento mucho, hijo.-
Su hermana se revolvió y su madre la
atrapó entre sus brazos pese a sus pataleos y lloriqueos.
-¡Hermano!-
-¡Mamá!-
-Hay que llevárselo ya.-
Kail trató de zafarse sin éxito y
entonces se giró de forma brusca para morder en la mano a uno de los
tipos con toda la fuerza que tenía, acertando. En ese momento, unido
al grito de dolor del hombre, sintió una descarga que le recorrió
todo el cuerpo. Y después, solo oscuridad.
Presente.
Kal'orar salió de su pequeño trance
cuando una mano le rozó el cuello e instintivamente miró a su
derecha para ver como una chica rubia se alejaba dedicándole una
mirada traviesa mientras se contoneaba ¿Se habría acostado con ella
antes y no se acordaba? La música del Club Funk-Cor de Coruscant le
ayudó a despejarse con su continuo retumbar y sacudió la cabeza
mientras se recostaba en su asiento de la barra. No debía olvidar
que había venido aquí por trabajo.
-Toma tu copa, encanto.-
La camarera, una humana con el pelo
alborotado y pintado de varios colores, le dedicó una sonrisa al
colocar el Whisky Corelliano sobre la mesa y el se la devolvió
mientras le guiñaba un ojo. Tomó un sorbo del vaso y luego se pasó
una mano por su cabello blanco como la nieve, peinado hacia atrás,
hasta llegar a su cuello y sentir la cicatriz de este. Torció el
gesto y suspiró mientras daba otro sorbo a su copa y se ajustaba el
ciber-parche que cubría su ojo derecho. Su otro ojo, de un azul
claro, captó un movimiento que le puso en tensión.
-Tengo que irme, pero volveré en otra
ocasión para poder tomarme otra copa mientras disfruto de tu
compañía, preciosa.-
-Pff... Pilla otra frase mejor, que esa
está muy usada.-
La camarera sonrió mientras el le
devolvía la sonrisa dejando un chip de créditos sobre la barra.
-Lo siento, lo mio no es ligar
exactamente. Excepto que realmente lo busque.-
-Pues vuelve cuando sepas hacerlo mejor
e igual te invito a algo.-
-Lo tendré en cuenta.-
Se giró ajustándose la gabardina
negra y echó a andar abriéndose paso entre el gentío con mucha
maestría hacia la salida del club. Cuando la hubo alcanzado salió
al exterior a toda prisa, saltándose las advertencias de los
porteros por empujar y correr. Miró a ambos lados de la calle y vio
al Zabrak que estaba buscando enrollándose con una de las bailarinas
del club contra una pared. Se acercó con paso firme, pero el Zabrak
se giró por alguna razón y dio a parar con la mirada de el
cruzándose con la suya.
<<¡Mierda!>>
El objetivo de Kal
echó a correr sin dar ni siquiera tiempo a que pasasen treinta
segundos desde que cruzaron miradas y el cazarrecompensas le siguió
sin dudar un instante. El Zabrak era veloz e iba apartando a la gente
de forma brusca, facilitándole el camino a Kal'orar sin darse
cuenta. El cazarrecompensas tanteó sus blasters colgando de su
cinturón, moviéndose al ritmo de su carrera, pero sabía que
necesitaban al objetivo vivo. Era mas fácil si te pedían una
recompensa muerta. Chasqueó la lengua y sacó una de las granadas
adhesivas que llevaba bajo la gabardina.
-¡Solo lo estás retrasando!-
Se sonrió mientras notaba como le
estaba dando alcance.
-¡Que te jodan!-
Que mal hablado. Bueno, igual que el.
Pero esa mirada furtiva que el Zabrak le echó mientras le devolvía
el grito le sentenció. Chocó contra otra persona y tropezó estando
apunto de caer de boca al suelo. Ese momento de vacilación fue el
que Kal'orar necesitaba, sacó la granada adhesiva y la lanzó con
precisión contra la espalda de su objetivo. Al impactar soltó una
serie de descargas por el cuerpo de su presa hasta que esta cayó al
suelo inconsciente, pero viva al fin y al cabo.
-Buf... menuda carrera.-
Se acercó al Zabrak mientras se
ajustaba de nuevo su gabardina y sonrió por el trabajo bien hecho.
La gente se agrupaba alrededor de el, lo habitual en los niveles
inferiores de Coruscant donde los cotillas no solían tener tanta
precaución como en otros lugares. Kal'orar sacó su pad y tecleo un
mensaje, a los treinta minutos apareció un speeder que aparcó junto
a ellos. De el bajó un enorme chagriano que cogió el cuerpo
inconsciente y lo echó dentro del vehículo.
-Buen trabajo, pelo-blanco. Aquí
tienes tu pasta.-
Lanzó un chip de créditos que Kal
cogió al vuelo sonriéndose. Aunque su sonrisa se borró a los pocos
segundos cuando un recuerdo muy hundido dentro de su mente salió.
<<Maldita sea>> Pensó <<Ahora no>>
y sacudió la cabeza librándose de el.
-¿Tu jefe necesita algo más?-
-Nada más peli-blanco, este era el
último. Pero te llamaremos si volvemos a tener problemas, eres
bastante bueno.-
-No te olvides de decirle a tu jefe que
me recomiende a sus amigos.-
El matón rió mientras se subía al
speeder.
-No lo olvidaré ¿Te llevo a algún
lado?-
-Nah, prefiero dar un paseo para
rebajar el Whisky.-
-Como quieras peli-blanco, buena caza.-
Kal'orar echó a andar y mientras el
speeder se alejaba el se perdió rápidamente entre el gentío.
Caminó durante dos horas de camino al apartamento franco que había
alquilado para ese trabajo, observando el bullir de los niveles bajos
de la capital de la república con aire irónico.
<<Algún día dejaré esto
¿Eh? Claro que si, y entonces ¿A qué me dedico? ¿A casarme y
montarme una granja de felicidad en Dantooine?>>
Rió para si aunque sus pensamientos le
llevaron de nuevo a otro tiempo, antes de llamarse Kal'orar y de ser
un cazador de recompensas en la Galaxia. Cuando era un chico, antes
del proyecto Vilt. Antes de su propia desgracia.
<<El que sabe disparar, mejor
que se dedique a ello. Si soy bueno en lo mio ¿Para que cambiar?No
sabría ganarme la vida de nuevo en una fábrica.>>
Subió en el viejo ascensor hasta el
apartamento, abrió y se encontró sobre la mesa de la estancia la
botella de whisky corelliano que había comprado esa misma mañana.
La cama estaba deshecha, pero no había rastro de la Zeltron con la
que había pasado la noche después de que unas horas antes
congeniasen mientras tomaban una copa en el local más de moda del
sector.
<<Supongo que intuyó
fácilmente la clase de persona que soy. Las Zeltron son jodidamente
listas cuando quieren.>>
Se sirvió una copa del whiskey y movió
una silla hasta el balcón del apartamento para luego sentarse en
ella mientras observaba el paisaje. De todos los apartamentos era el
que mejor vistas tenía a la calle donde estaban todos los clubes y
bares, era un gasto inútil pero a el le gustaban esos pequeños
caprichos. Tomó un sorbo de su copa, sintiéndose de pronto bastante
aburrido al darse cuenta de que llevaba ya cuatro meses en los
niveles inferiores de Coruscant haciendo trabajos para mafiosos
venidos a menos. El valía para mucho más, pero el dinero es el
dinero. Entonces un ruido le desconcentró.
-¿Uh? ¿El Holocom?-
Miró hacia la mesa y vio como su
comunicador emitia los parpadeos de aviso de una llamada entrante.
Observó la frecuencia que aparecía en el y esbozó una sonrisa.
-Tairen Malarod.-
Siempre que el Jedi le llamaba para
algún trabajo la cosa se ponía emocionante de verdad. Se puso en
pie y se dirigió al comunicador. Total, no podía irle peor de lo
que ya le iba le pidiese lo que le pidiese.
Kal'orar no era consciente de lo
equivocado que podía llegar a estar a veces.
CONTINÚA ESCRIBIENDO, QUIÉN TE HA DICHO QUE DEJES DE ESCRIBIR!!!!
ResponderEliminarSoy fangirl totalmente de este personaje, me encanta *-----------*
Un comienzo que despierta el interés, un leve esbozo del personaje que cautiva, una promesa de un desarrollo de la historia que no va a dejar indiferente. Un prólogo que promete una historia fascinante, como a las que nos tienes acostumbrados. Sigue escribiendo! ^^
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