lunes, 28 de septiembre de 2015

Kal'orar: Prólogo.

Kal'orar

Prólogo




Hace 14 años.



-Kail, ayuda a tu hermana con esos bultos.-

El muchacho de cabellos negros y ojos verdes asintió ante su madre, y se acercó a su pequeña hermana para coger el pesado petate que la niña trataba de llevar como buenamente podía. Al retirarle el peso, ella se sentó sobre el árido suelo suspirando mientras el polvo se levantaba.

-No puedes pararte a descansar ahora, tenemos que volver a marcharnos pronto.-

La niña le miró con sus ojos verdes cansados y preñados de reproche mientras las miradas ajenas de los demás trabajadores del crucero factoría se fijaban en ellos. Kail sintió la presión de las miradas sobre su hermana, sería acusada de vaga si no se ponía en pie enseguida, así que se acercó y la levantó por la fuerza tirando de ella en dirección a su madre.

-Dame el petate, Kail.-

-Puedo llevarlo yo, mama, no te preocupes.-

-Que me lo des.-

Asintió y le devolvió el petate. Su madre tomó la mano de su hermana arrancándola de la suya. Y entonces vio como ella le miraba con intensidad y aunque aún era un muchacho joven supo al instante que los ojos de ella estaban cargados de una tristeza tan profunda que le helaron el corazón en un instante.

-Mamá ¿Qué ocurre?-

-Lo siento, Kail. Pero trabajar en el crucero es una vida muy dura, tu hermana no sobrevivirá a ello. Pero desde lo de tu padre no nos ha quedado opción.-

-No importa, mamá, trabajaré el doble y por ella si hace falta. No pienso dejar que le ocurra nada malo.-

-Pero necesitamos dinero Kail y ni con todo tu trabajo podríamos conseguir el suficiente para cambiar nuestro estilo de vida.-

-Encontraremos una forma, ya lo verás.-

-Yo ya la he encontrado, hijo.-

-¿Qué quieres decir?-

El muchacho sintió como unas manos le agarraban las muñecas de ambas manos a toda velocidad y antes de darse cuenta las tenía esposadas. Dos figuras detrás de el le alzaron.

-¿Es este?-

Miraron a su madre, pero ella no les devolvió la mirada. Sus ojos estaban clavados en los de su hijo.

-Si.-

-No nos mentiste entonces, es un muchacho sano pese a todo el trabajo que lleva sobre los hombros. Será perfecto.-

-¿Qué hay del dinero?-

Uno de los hombres escupió al suelo con gesto de desprecio mientras el otro le lanzaba un chip a la mujer y acto seguido colocaban un collar de esclavos en el cuello del muchacho.

-¡Mamá! ¡No!-

-Lo siento mucho, hijo.-

Su hermana se revolvió y su madre la atrapó entre sus brazos pese a sus pataleos y lloriqueos.

-¡Hermano!-

-¡Mamá!-

-Hay que llevárselo ya.-

Kail trató de zafarse sin éxito y entonces se giró de forma brusca para morder en la mano a uno de los tipos con toda la fuerza que tenía, acertando. En ese momento, unido al grito de dolor del hombre, sintió una descarga que le recorrió todo el cuerpo. Y después, solo oscuridad.




Presente.


Kal'orar salió de su pequeño trance cuando una mano le rozó el cuello e instintivamente miró a su derecha para ver como una chica rubia se alejaba dedicándole una mirada traviesa mientras se contoneaba ¿Se habría acostado con ella antes y no se acordaba? La música del Club Funk-Cor de Coruscant le ayudó a despejarse con su continuo retumbar y sacudió la cabeza mientras se recostaba en su asiento de la barra. No debía olvidar que había venido aquí por trabajo.

-Toma tu copa, encanto.-

La camarera, una humana con el pelo alborotado y pintado de varios colores, le dedicó una sonrisa al colocar el Whisky Corelliano sobre la mesa y el se la devolvió mientras le guiñaba un ojo. Tomó un sorbo del vaso y luego se pasó una mano por su cabello blanco como la nieve, peinado hacia atrás, hasta llegar a su cuello y sentir la cicatriz de este. Torció el gesto y suspiró mientras daba otro sorbo a su copa y se ajustaba el ciber-parche que cubría su ojo derecho. Su otro ojo, de un azul claro, captó un movimiento que le puso en tensión.

-Tengo que irme, pero volveré en otra ocasión para poder tomarme otra copa mientras disfruto de tu compañía, preciosa.-

-Pff... Pilla otra frase mejor, que esa está muy usada.-

La camarera sonrió mientras el le devolvía la sonrisa dejando un chip de créditos sobre la barra.

-Lo siento, lo mio no es ligar exactamente. Excepto que realmente lo busque.-

-Pues vuelve cuando sepas hacerlo mejor e igual te invito a algo.-

-Lo tendré en cuenta.-

Se giró ajustándose la gabardina negra y echó a andar abriéndose paso entre el gentío con mucha maestría hacia la salida del club. Cuando la hubo alcanzado salió al exterior a toda prisa, saltándose las advertencias de los porteros por empujar y correr. Miró a ambos lados de la calle y vio al Zabrak que estaba buscando enrollándose con una de las bailarinas del club contra una pared. Se acercó con paso firme, pero el Zabrak se giró por alguna razón y dio a parar con la mirada de el cruzándose con la suya.

<<¡Mierda!>>

El objetivo de Kal echó a correr sin dar ni siquiera tiempo a que pasasen treinta segundos desde que cruzaron miradas y el cazarrecompensas le siguió sin dudar un instante. El Zabrak era veloz e iba apartando a la gente de forma brusca, facilitándole el camino a Kal'orar sin darse cuenta. El cazarrecompensas tanteó sus blasters colgando de su cinturón, moviéndose al ritmo de su carrera, pero sabía que necesitaban al objetivo vivo. Era mas fácil si te pedían una recompensa muerta. Chasqueó la lengua y sacó una de las granadas adhesivas que llevaba bajo la gabardina.

-¡Solo lo estás retrasando!-

Se sonrió mientras notaba como le estaba dando alcance.

-¡Que te jodan!-

Que mal hablado. Bueno, igual que el. Pero esa mirada furtiva que el Zabrak le echó mientras le devolvía el grito le sentenció. Chocó contra otra persona y tropezó estando apunto de caer de boca al suelo. Ese momento de vacilación fue el que Kal'orar necesitaba, sacó la granada adhesiva y la lanzó con precisión contra la espalda de su objetivo. Al impactar soltó una serie de descargas por el cuerpo de su presa hasta que esta cayó al suelo inconsciente, pero viva al fin y al cabo.

-Buf... menuda carrera.-

Se acercó al Zabrak mientras se ajustaba de nuevo su gabardina y sonrió por el trabajo bien hecho. La gente se agrupaba alrededor de el, lo habitual en los niveles inferiores de Coruscant donde los cotillas no solían tener tanta precaución como en otros lugares. Kal'orar sacó su pad y tecleo un mensaje, a los treinta minutos apareció un speeder que aparcó junto a ellos. De el bajó un enorme chagriano que cogió el cuerpo inconsciente y lo echó dentro del vehículo.
-Buen trabajo, pelo-blanco. Aquí tienes tu pasta.-

Lanzó un chip de créditos que Kal cogió al vuelo sonriéndose. Aunque su sonrisa se borró a los pocos segundos cuando un recuerdo muy hundido dentro de su mente salió. <<Maldita sea>> Pensó <<Ahora no>> y sacudió la cabeza librándose de el.

-¿Tu jefe necesita algo más?-

-Nada más peli-blanco, este era el último. Pero te llamaremos si volvemos a tener problemas, eres bastante bueno.-

-No te olvides de decirle a tu jefe que me recomiende a sus amigos.-

El matón rió mientras se subía al speeder.

-No lo olvidaré ¿Te llevo a algún lado?-

-Nah, prefiero dar un paseo para rebajar el Whisky.-

-Como quieras peli-blanco, buena caza.-

Kal'orar echó a andar y mientras el speeder se alejaba el se perdió rápidamente entre el gentío. Caminó durante dos horas de camino al apartamento franco que había alquilado para ese trabajo, observando el bullir de los niveles bajos de la capital de la república con aire irónico.

<<Algún día dejaré esto ¿Eh? Claro que si, y entonces ¿A qué me dedico? ¿A casarme y montarme una granja de felicidad en Dantooine?>>

Rió para si aunque sus pensamientos le llevaron de nuevo a otro tiempo, antes de llamarse Kal'orar y de ser un cazador de recompensas en la Galaxia. Cuando era un chico, antes del proyecto Vilt. Antes de su propia desgracia.

<<El que sabe disparar, mejor que se dedique a ello. Si soy bueno en lo mio ¿Para que cambiar?No sabría ganarme la vida de nuevo en una fábrica.>>

Subió en el viejo ascensor hasta el apartamento, abrió y se encontró sobre la mesa de la estancia la botella de whisky corelliano que había comprado esa misma mañana. La cama estaba deshecha, pero no había rastro de la Zeltron con la que había pasado la noche después de que unas horas antes congeniasen mientras tomaban una copa en el local más de moda del sector.

<<Supongo que intuyó fácilmente la clase de persona que soy. Las Zeltron son jodidamente listas cuando quieren.>>

Se sirvió una copa del whiskey y movió una silla hasta el balcón del apartamento para luego sentarse en ella mientras observaba el paisaje. De todos los apartamentos era el que mejor vistas tenía a la calle donde estaban todos los clubes y bares, era un gasto inútil pero a el le gustaban esos pequeños caprichos. Tomó un sorbo de su copa, sintiéndose de pronto bastante aburrido al darse cuenta de que llevaba ya cuatro meses en los niveles inferiores de Coruscant haciendo trabajos para mafiosos venidos a menos. El valía para mucho más, pero el dinero es el dinero. Entonces un ruido le desconcentró.

-¿Uh? ¿El Holocom?-

Miró hacia la mesa y vio como su comunicador emitia los parpadeos de aviso de una llamada entrante. Observó la frecuencia que aparecía en el y esbozó una sonrisa.

-Tairen Malarod.-

Siempre que el Jedi le llamaba para algún trabajo la cosa se ponía emocionante de verdad. Se puso en pie y se dirigió al comunicador. Total, no podía irle peor de lo que ya le iba le pidiese lo que le pidiese.

Kal'orar no era consciente de lo equivocado que podía llegar a estar a veces.  

2 comentarios:

  1. CONTINÚA ESCRIBIENDO, QUIÉN TE HA DICHO QUE DEJES DE ESCRIBIR!!!!
    Soy fangirl totalmente de este personaje, me encanta *-----------*

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  2. Un comienzo que despierta el interés, un leve esbozo del personaje que cautiva, una promesa de un desarrollo de la historia que no va a dejar indiferente. Un prólogo que promete una historia fascinante, como a las que nos tienes acostumbrados. Sigue escribiendo! ^^

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