martes, 8 de septiembre de 2015

Aenlor. Tercera parte.

Aenlor.

Tercera parte.



Nació una estrella brillante y plateada antes del anochecer.

Adornando como una joya el firmamento, luz de esperanza.

Embargó el corazón de los que la amaban con su calidez

Pequeña estrella recién nacida ¿A qué has de temer?



¡Brilla Aldrathiel! La noche es oscura, las sombras tu luz reclaman

¡Brilla Aldrathiel! Aun queda esperanza en el corazón de los que te aman.


Tintineante bailó su luz por los grandes salones

Estrella mestiza de luz dorada

Hilada por cabellos de plata

Razón no tienes para sucumbir a los temores.


¡Brilla Aldrathiel! La noche es oscura, las sombras tu luz reclaman

¡Brilla Aldrathiel! Aun queda esperanza en el corazón de los que te aman.


Las sombras y el fuego apagaron todas las luces del firmamento

La muerte se cernió buscando a la estrella mestiza

Pero su luz no se marchitó pues el caballero la defendía

Su espada no cesó de dar muerte a quién la amenazó


¡Brilla Aldrathiel! La noche es oscura, las sombras tu luz reclaman.

¡Brilla Aldrathiel! Aun queda esperanza en el corazón de los que te aman.


Tierra muerta, tierra quebrada, todo tarde o temprano se acaba

Los grandes salones yacen marchitos como árboles muertos

Pero la luz de la estrella sigue brillando

Porque Aldrathiel aun continua luchando


¡Brilla Aldrathiel! La noche es oscura, las sombras tu luz reclaman

¡Brilla Aldrathiel! Aun queda esperanza en el corazón de los que te aman.


Los pies del Caballero sobre la arena de la playa descansan

Sus ojos se pierden en el horizonte del océano con tristeza

Adiós Aldrathiel, jamás volveré a verte

Adiós estrella de plata, jamás podré perdonarme.”


Canto a Aldrathiel, estrella de plata” Extraído de: “La leyenda de Ninriel, dama de la noche”.

Volumen prestado por la casa Il'Ethalan, Lunargenta.

Traducción de: Friedrich Emster, Magus de Dalaran.

Anotación del traductor:

Encontré este fragmento doblado y guardado entre la última página del volumen y la tapa de este. La traducción es aproximada con la ayuda de Lady Il'Ethalan, quién me dijo que estaba escrito en una antigua lengua que su pueblo no usaba desde hacía milenios, probablemente un Thalassiano arcaico. El problema que he encontrado con este canto es que no se dónde ubicarlo en el propio volumen de la leyenda. Curiosamente, Lady Il'Ethalan ha comentado hoy durante una comida que en su origen esta historia era conocida como: La Leyenda de Ninriel y Aenlor. Creo que realizaré algunas indagaciones más mientras termino de determinar las referencias de esta estrella llamada Aldrathiel.

FDO: N. F. Emster.”






Una hoja cayó del árbol que tenía sobre su cabeza. Aenlor extendió el brazo y dejó que se posase en su mano, ocre y seca. Sonrió mientras la acariciaba con sus callosos dedos, le gustaba el jardín cuando se tenía de los naranjas y amarillos del otoño. Desvió la mirada a su lado y vio a Ninriel sonriendole.

-¿Sabes? Puede llegar a ser muy maleducado por tu parte perderte en tus pensamientos mientras estás acompañado de una Dama.-

-Y más si es tan hermosa como tu.-

-Exacto.-

Su risa sonó cristalina y Aenlor negó para si sonriendo mientras ella se enganchaba a su brazo y luego corría tirando de el. Recorrieron casi la mitad del jardín mientras ella se maravillaba observando cada ardilla que cruzaba entre las ramas o cada ave que volvía a su nido. Cuando llegaron a los pies del Roble más anciano, ella tropezó y su guardián cayó tras ella.

-¡Ey! ¡Que pesas mucho!-

-Jajaja ¡Vale vale!-

Se echó a un lado riéndose y atrapándola entre sus brazos, revolcándose entre las hojas rojizas y ocres mientras jugaban a forcejear.

-¡Te tengo!-

-¡Que te lo has creído!-

Ninriel le levantó valiéndose de su colgante mágico, decorado con un zafiro, y dejándolo en éxtasis en el aire, como si aquel enorme capitán fuera una más de las hojas que habían caído.

-Te lo dije.-

-Usar magia es trampa, Ninriel.-

-Tu Señora puede hacer todas las trampa que desee, capitán.-

Le bajó suavemente y se enganchó con ambos brazos a su cuello besándole de forma apasionada, unos minutos que Aenlor deseaba que no acabasen nunca.

-No quiero tener que ir a Zin-Azshari, me gusta mi hogar.-

-Es solo algo formal, volverás en una o dos semanas.-

-¿Y qué vas a hacer tu sin mi?-

-¿Quién ha dicho que vas a ir tu sola?-

-Me gusta como piensas, mi Capitán.-

-Con suerte estaremos poco, a mi tampoco me gusta la capital, y luego regresaremos a casa.-

-¿Sabes? He estado pensando en que siempre has sido fiel, Aenlor, y siempre has cumplido todas mis órdenes.-

-Y siempre lo haré. Soy tuyo ¿Recuerdas?-

Ella rió, y por una vez, a Aenlor le pareció que su dulzura era tan real como ella misma.

-Si. Y por ello, creo que tengo que recompensarnos a ambos adecuadamente.-

-¿A ambos?-

-Me gusta hacerme regalos a mi misma.-

Y volvió a besarle, empujándole con la magia sobre el lecho de hojas, perdiéndose entre la maraña de naranjas, amarillos y marrones. Aenlor sintió que no quería que ese otoño llegase jamás a su fin.



-¡Izquierda! ¡Ahora derecha! ¡De nuevo!-

-¡Pero... Señor...!-

Y golpeo con la parte roma de la hoja a Falaer en la cabeza. El joven elfo se acarició el cabello con gesto dolorido.

-Eres bueno, Falaer, pero te estás distrayendo continuamente muchacho. Si no te centras, hasta un troll sin manos podría matarte.-

-Creo que eso es exagerar, Señor.-

Aenlor rió divertido.

-Quizá un poco. ¿Qué te preocupa?-

-Lo que a todos, Señor.-

-Ya, estos días están siendo muy movidos. Nadie logra dormir tranquilo, y el humor de Lady Ninriel es como un volcán en erupción.-

-Creo que es comprensible.-

-No digo lo contrario, pero mejor andarse con cuidado, ayer casi manda a dos fámulas volando por los ventanales.-

Ahora fue Falaer quién no pudo ocultar su risa. Y el Capitán de la Guardia de la Luna se le unió.

-¿Son ciertos los rumores, Capitán?-

-Los rumores nunca son ciertos, y de serlos, mejor sigue creyendo que no lo son.-

El joven kaldorei asintió.

-Es una suerte, de todos modos, que Lady Ninriel y vos seáis amigos de la infancia, que ella permita que la Guardia de la Luna use su Mansión para entrenar es todo un honor.-

-Si, en eso tienes razón.-

Aenlor suspiró y se apoyó en una de las columnas del jardín, mirando hacia la balaustrada superior. Estaban siendo días de mucha tensión, ni el mismo lograba dormir bien. Volvió a mirar al suelo y en su campo visual se cruzó una fámula que corría hacia el. No necesito que le alcanzara, conocía esa mirada, y salió corriendo mientras oía a Falaer preguntarle algo detrás suya. No había tiempo para eso, el corazón estaba apunto de salirse de su pecho, se lo llevaba temiendo meses. Corrió a toda velocidad por el enorme pasillo abovedado.

Era lo que se temía. Y lo sabía.




-Llegas tarde, Aenlor.-

-¡Te dije que me dejases acompañarte!-

-¡Shhhh! ¡No chilles!-

Aenlor había entrado en la habitación a paso apresurado, aun jadeante, casi ni podía hablar. No había corrido tanto en toda su vida. Ninriel por su parte estaba sentada en la cama, vestida con un liviano camisón de tonos azulados, con cara de aburrida pero perlada de sudor.

-¿Ha ido todo... bien?-

La elfa esbozó una sonrisa enorme y asintió. Aenlor se cayó de espaldas literalmente, suspirando de alivio y mientras ella se reía, se puso en pie. Por fin la respiración empezó a calmarse, su cuerpo ya volvía a responderle de forma correcta. Y entonces sus ojos recorrieron nerviosos toda la sala.

-Si te hubieses calmado, habrías visto que está aquí.-

El Capitán miro el pequeño bultito enrollado en mantas que se movía entre los brazos de la elfa. Sonrió y extendió los brazos, al coger al bebé le pareció escuchar un susurro de Ninriel, pero a juzgar por lo que oyó, debió ser solo una ilusión suya. En lugar de pensar en eso, alzó al bebé y lo miro fijamente.

-¿Es niño o...?-

-Es una niña. Una niña preciosa.-

-Tiene los ojos dorados, y el cabello...-

-Como nosotros, si.-

Aenlor sonrió y besó la frente de su hija suavemente.

-Tendrás que decir que es de un amante. De otro Altonato.-

-Lo sé, es mejor así. No creo que soportase la idea de que su Padre seas tu.-

-No creo que tenga porque saberlo nunca.-

-Pero yo siempre lo sabré.-

Miró a Ninriel y esta le sonrió, volvió la vista al bebé, cuyos ojos dorados le miraban fijamente.

-¿Cómo vamos a llamarla?-

-Aldrathiel.-



Es curioso que después de semanas de lecturas, desde los volúmenes existentes, hasta copias y anexos, no haya encontrado absolutamente nada del personaje “Aldrathiel”. Comúnmente, la leyenda termina en el momento del viaje a un lugar llamado “La Capital”, donde Ninriel y Aenlor se establecen y viven felices para siempre. Obviamente el para siempre debe ser un término ficticio.

Todo esto me lleva a pensar que quizá esta leyenda esté inconclusa o quizá su final fue borrado por alguna razón. Quizá el fragmento de Aldrathiel corresponde a una de esas partes borradas. Durante una cena le pregunté a Lady Il'Ethalan pero me responde con evasivas. Empiezo a pensar que acabaré regresando a Dalaran sin las respuestas a mis preguntas.


FDO: N. F. Emster.”

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