Aenlor.
Tercera
parte.
“Nació
una estrella brillante y plateada antes del anochecer.
Adornando
como una joya el firmamento, luz de esperanza.
Embargó
el corazón de los que la amaban con su calidez
Pequeña
estrella recién nacida ¿A qué has de temer?
¡Brilla
Aldrathiel! La noche es oscura, las sombras tu luz reclaman
¡Brilla
Aldrathiel! Aun queda esperanza en el corazón de los que te aman.
Tintineante
bailó su luz por los grandes salones
Estrella
mestiza de luz dorada
Hilada por
cabellos de plata
Razón no
tienes para sucumbir a los temores.
¡Brilla
Aldrathiel! La noche es oscura, las sombras tu luz reclaman
¡Brilla
Aldrathiel! Aun queda esperanza en el corazón de los que te aman.
Las
sombras y el fuego apagaron todas las luces del firmamento
La muerte
se cernió buscando a la estrella mestiza
Pero su
luz no se marchitó pues el caballero la defendía
Su espada
no cesó de dar muerte a quién la amenazó
¡Brilla
Aldrathiel! La noche es oscura, las sombras tu luz reclaman.
¡Brilla
Aldrathiel! Aun queda esperanza en el corazón de los que te aman.
Tierra
muerta, tierra quebrada, todo tarde o temprano se acaba
Los
grandes salones yacen marchitos como árboles muertos
Pero la
luz de la estrella sigue brillando
Porque
Aldrathiel aun continua luchando
¡Brilla
Aldrathiel! La noche es oscura, las sombras tu luz reclaman
¡Brilla
Aldrathiel! Aun queda esperanza en el corazón de los que te aman.
Los pies
del Caballero sobre la arena de la playa descansan
Sus ojos
se pierden en el horizonte del océano con tristeza
Adiós
Aldrathiel, jamás volveré a verte
Adiós
estrella de plata, jamás podré perdonarme.”
“Canto
a Aldrathiel, estrella de plata” Extraído de: “La leyenda de
Ninriel, dama de la noche”.
Volumen prestado por la casa Il'Ethalan, Lunargenta.
Traducción
de: Friedrich Emster, Magus de Dalaran.
Anotación
del traductor:
“Encontré
este fragmento doblado y guardado entre la última página del
volumen y la tapa de este. La traducción es aproximada con la ayuda
de Lady Il'Ethalan, quién me dijo que estaba escrito en una antigua
lengua que su pueblo no usaba desde hacía milenios, probablemente un
Thalassiano arcaico. El problema que he encontrado con este canto es
que no se dónde ubicarlo en el propio volumen de la leyenda.
Curiosamente, Lady Il'Ethalan ha comentado hoy durante una comida que
en su origen esta historia era conocida como: La Leyenda de Ninriel y
Aenlor. Creo que realizaré algunas indagaciones más mientras
termino de determinar las referencias de esta estrella llamada
Aldrathiel.
FDO:
N. F. Emster.”
Una
hoja cayó del árbol que tenía sobre su cabeza. Aenlor extendió el
brazo y dejó que se posase en su mano, ocre y seca. Sonrió mientras
la acariciaba con sus callosos dedos, le gustaba el jardín cuando se
tenía de los naranjas y amarillos del otoño. Desvió la mirada a su
lado y vio a Ninriel sonriendole.
-¿Sabes?
Puede llegar a ser muy maleducado por tu parte perderte en tus
pensamientos mientras estás acompañado de una Dama.-
-Y
más si es tan hermosa como tu.-
-Exacto.-
Su
risa sonó cristalina y Aenlor negó para si sonriendo mientras ella
se enganchaba a su brazo y luego corría tirando de el. Recorrieron
casi la mitad del jardín mientras ella se maravillaba observando
cada ardilla que cruzaba entre las ramas o cada ave que volvía a su
nido. Cuando llegaron a los pies del Roble más anciano, ella tropezó
y su guardián cayó tras ella.
-¡Ey!
¡Que pesas mucho!-
-Jajaja
¡Vale vale!-
Se
echó a un lado riéndose y atrapándola entre sus brazos, revolcándose
entre las hojas rojizas y ocres mientras jugaban a forcejear.
-¡Te
tengo!-
-¡Que
te lo has creído!-
Ninriel
le levantó valiéndose de su colgante mágico, decorado con un
zafiro, y dejándolo en éxtasis en el aire, como si aquel enorme
capitán fuera una más de las hojas que habían caído.
-Te
lo dije.-
-Usar
magia es trampa, Ninriel.-
-Tu
Señora puede hacer todas las trampa que desee, capitán.-
Le
bajó suavemente y se enganchó con ambos brazos a su cuello
besándole de forma apasionada, unos minutos que Aenlor deseaba que
no acabasen nunca.
-No
quiero tener que ir a Zin-Azshari, me gusta mi hogar.-
-Es
solo algo formal, volverás en una o dos semanas.-
-¿Y
qué vas a hacer tu sin mi?-
-¿Quién
ha dicho que vas a ir tu sola?-
-Me
gusta como piensas, mi Capitán.-
-Con
suerte estaremos poco, a mi tampoco me gusta la capital, y luego
regresaremos a casa.-
-¿Sabes?
He estado pensando en que siempre has sido fiel, Aenlor, y siempre
has cumplido todas mis órdenes.-
-Y
siempre lo haré. Soy tuyo ¿Recuerdas?-
Ella
rió, y por una vez, a Aenlor le pareció que su dulzura era tan real
como ella misma.
-Si.
Y por ello, creo que tengo que recompensarnos a ambos adecuadamente.-
-¿A
ambos?-
-Me
gusta hacerme regalos a mi misma.-
Y
volvió a besarle, empujándole con la magia sobre el lecho de hojas,
perdiéndose entre la maraña de naranjas, amarillos y marrones.
Aenlor sintió que no quería que ese otoño llegase jamás a su fin.
-¡Izquierda!
¡Ahora derecha! ¡De nuevo!-
-¡Pero...
Señor...!-
Y
golpeo con la parte roma de la hoja a Falaer en la cabeza. El joven
elfo se acarició el cabello con gesto dolorido.
-Eres
bueno, Falaer, pero te estás distrayendo continuamente muchacho. Si
no te centras, hasta un troll sin manos podría matarte.-
-Creo
que eso es exagerar, Señor.-
Aenlor
rió divertido.
-Quizá
un poco. ¿Qué te preocupa?-
-Lo
que a todos, Señor.-
-Ya,
estos días están siendo muy movidos. Nadie logra dormir tranquilo,
y el humor de Lady Ninriel es como un volcán en erupción.-
-Creo
que es comprensible.-
-No
digo lo contrario, pero mejor andarse con cuidado, ayer casi manda a
dos fámulas volando por los ventanales.-
Ahora
fue Falaer quién no pudo ocultar su risa. Y el Capitán de la
Guardia de la Luna se le unió.
-¿Son
ciertos los rumores, Capitán?-
-Los
rumores nunca son ciertos, y de serlos, mejor sigue creyendo que no
lo son.-
El
joven kaldorei asintió.
-Es
una suerte, de todos modos, que Lady Ninriel y vos seáis amigos de la
infancia, que ella permita que la Guardia de la Luna use su Mansión
para entrenar es todo un honor.-
-Si,
en eso tienes razón.-
Aenlor
suspiró y se apoyó en una de las columnas del jardín, mirando
hacia la balaustrada superior. Estaban siendo días de mucha tensión,
ni el mismo lograba dormir bien. Volvió a mirar al suelo y en su
campo visual se cruzó una fámula que corría hacia el. No necesito
que le alcanzara, conocía esa mirada, y salió corriendo mientras
oía a Falaer preguntarle algo detrás suya. No había tiempo para
eso, el corazón estaba apunto de salirse de su pecho, se lo llevaba
temiendo meses. Corrió a toda velocidad por el enorme pasillo
abovedado.
Era
lo que se temía. Y lo sabía.
-Llegas
tarde, Aenlor.-
-¡Te
dije que me dejases acompañarte!-
-¡Shhhh!
¡No chilles!-
Aenlor
había entrado en la habitación a paso apresurado, aun jadeante,
casi ni podía hablar. No había corrido tanto en toda su vida.
Ninriel por su parte estaba sentada en la cama, vestida con un
liviano camisón de tonos azulados, con cara de aburrida pero perlada
de sudor.
-¿Ha
ido todo... bien?-
La
elfa esbozó una sonrisa enorme y asintió. Aenlor se cayó de
espaldas literalmente, suspirando de alivio y mientras ella se reía,
se puso en pie. Por fin la respiración empezó a calmarse, su cuerpo
ya volvía a responderle de forma correcta. Y entonces sus ojos
recorrieron nerviosos toda la sala.
-Si
te hubieses calmado, habrías visto que está aquí.-
El
Capitán miro el pequeño bultito enrollado en mantas que se movía
entre los brazos de la elfa. Sonrió y extendió los brazos, al coger
al bebé le pareció escuchar un susurro de Ninriel, pero a juzgar
por lo que oyó, debió ser solo una ilusión suya. En lugar de
pensar en eso, alzó al bebé y lo miro fijamente.
-¿Es
niño o...?-
-Es
una niña. Una niña preciosa.-
-Tiene
los ojos dorados, y el cabello...-
-Como
nosotros, si.-
Aenlor
sonrió y besó la frente de su hija suavemente.
-Tendrás
que decir que es de un amante. De otro Altonato.-
-Lo
sé, es mejor así. No creo que soportase la idea de que su Padre
seas tu.-
-No
creo que tenga porque saberlo nunca.-
-Pero
yo siempre lo sabré.-
Miró
a Ninriel y esta le sonrió, volvió la vista al bebé, cuyos ojos
dorados le miraban fijamente.
-¿Cómo
vamos a llamarla?-
-Aldrathiel.-
“Es
curioso que después de semanas de lecturas, desde los volúmenes
existentes, hasta copias y anexos, no haya encontrado absolutamente
nada del personaje “Aldrathiel”. Comúnmente, la leyenda termina
en el momento del viaje a un lugar llamado “La Capital”, donde
Ninriel y Aenlor se establecen y viven felices para siempre.
Obviamente el para siempre debe ser un término ficticio.
Todo esto
me lleva a pensar que quizá esta leyenda esté inconclusa o quizá
su final fue borrado por alguna razón. Quizá el fragmento de
Aldrathiel corresponde a una de esas partes borradas. Durante una
cena le pregunté a Lady Il'Ethalan pero me responde con evasivas.
Empiezo a pensar que acabaré regresando a Dalaran sin las respuestas
a mis preguntas.
FDO: N.
F. Emster.”
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