miércoles, 7 de octubre de 2015

Kal'orar: Capítulo II

Kal'orar

Capitulo II


La Señorita Green.

"Gracias a Crowen por el dibujo de Shiar'ika"





Kal'orar movió rítmicamente el pie siguiendo el ritmo del suave jazz que inundaba la sala de copas del restaurante La Chafré, actulamente el más caro y elegante de todo Nar Shadda. El lugar flotaba entre las zonas más lujosas y el promenade Hutt y se había puesto de moda en poco tiempo. Kal adoraba los lugares como ese para fundirse todo el dinero que ganaba en su trabajo y por ende había pensando que era ideal para la reunión que iba a tener lugar.

-¡Oh! Disculpa ¿Vienes mucho por aquí?-

Kal apartó la vista de su copa y la barra cuando escuchó la voz femenina que tenía a su lado y le dedico una sonrisa amable a la mujer de cabellos azules y vestido elegante que se había situado a su lado. La conocía de la holonet, era Chebra Funk, una actriz que había cobrado cierta fama en los dos últimos años gracias al mecenazgo de algunos importantes magnates del espacio hutt.

-Lo cierto es que no demasiado, más que nada por trabajo.-

-Vaya ¿Una cena de negocios tal vez?-

-Si, algo así. Pero mientras espero, me gusta tomarme una copa. ¿Puedo invitarte a una?-

-Por supuesto, caballero.-

Kal pidió la copa más extravagante que había para ella, y durante minutos charlaron de cosas superfluas en relación al trabajo de ella, bastante aburrido en opinión del peliblanco. Fue en ese momento cuando captó un movimiento por el rabillo del ojo y supo de inmediato que era a quien esperaba.

Parecía diferente a las Holoimágenes que Tairen le había pasado. Llevaba puesto un vestido sencillo pero elegante de color púrpura y el ojo de experto de Kal detectó que su color amarillento era debido a un perfecto maquillaje sobre su piel, que debía ser verde. Sus lekkus estaban recorridos por un patrón de líneas negras sencillas, su rostro afilado la hacía bastante hermosa y sus ojos púrpuras como amatistas se cruzaron con los de el. Moviéndose con soltura entre la gente se colocó a su izquierda, a varios pasos manteniendo la distancia, y pidió una bebida.

-...Señor Verkof ¿Me está escuchando?-

-¿Eh? Ah, si, perdona. Me quedé un poco traspuesto mirándote.-

-¡Hmf! Si me disculpa, tengo que atender a uno de mis fans.-

La actriz se giró con gesto enfurruñado y se alejó. Kal se sonrió contento de haberse librado de ella y entonces se deslizo a su izquierda hasta colocarse junto a la misteriosa Twi'lek que acababa de llegar.

-Camarero, la copa de esta encantadora mujer corre de mi cuenta.-

Ella le miró arqueando una ceja y luego le dedico una leve sonrisa.

-La señorita Green, si no me equivoco.-

-Así es, y tu debes de ser el famoso señor Verkof ¿Me equivoco?-

-No te equivocas, te estaba esperando.-

-Lamento el retraso, pero me estaba arreglando.-

-Después de verte me parece totalmente justificado.-

El cazarrecompensas bebió de su copa para apurar su contenido mientras ella bebía de la suya. Después ambos se miraron durante unos segundos, estudiándose mutuamente.

-Te imaginaba diferente, señorita Green.-

-¿Ah si?-

-Si, me esperaba a una anciana sabia o algo peor teniendo en cuenta que quien te ha enviado es... Oh. Casi lo olvido.-

Alzó la mano llamando la atención de uno de los camareros que caminaban por la zona vigilando que las necesidades de los clientes estuviesen cubiertas.

-Disculpa, camarero. Tengo una reserva para dos en la mesa-suite del restaurante, a nombre de J. Verkof.-

El camarero asintió revisando seguidamente su datapad.

-Si, así es. Por aquí por favor.-

Les guió hasta un reservado situado en la parte baja del restaurante, un balcón que daba directamente hacia la zona más luminosa de todo Nar Shadda, unas vistas nada desdeñables. El balcón estaba decorado con algunas macetas de flores coloridas para dar ambiente.

-Con su permiso, Señorita Green.-

Kal echó hacia atrás su silla para acomodarla educadamente y después de sentó el, tomando la Holo-carta entre sus manos con una sonrisa deslumbrante.

-Bien, de primero tomaremos una ensalada kwati y de segundo un birdu al horno. He oído que ese pescado es la especialidad de la casa.-

-Así es caballero, no se quedará indiferente.-

-Perfecto.-

Entonces la Twi'lek alzó la mano indicandole a Kal que se detuviese.

-La ensalada de primero está bien, pero de segundo tomaré un chuletón de nerf a la pimienta por favor.-

Se volvio a mirarle con una sonrisa autosuficiente dibujada en los labios.

-No me gusta que elijan por mi.-

-Ya lo veo. En fin, tráiganos un tinto Malarod de Alderaan, el reserva Nuru por favor.-

El camarero asintió y acto seguido se alejó saliendo del reservado. Kal observó detenidamente a la Twi'lek mientras esta aun sonreía con sus ojos amatista fijos en el.

-En fin, Shiar'ika, aquí podremos hablar con más tranquilidad.-

-¿Conoces mi nombre?-

-Bueno, como Tairen me lo dio me tome la molestia de investigarte un poco. Shiar'ika, hija del famoso Capitán Reilen por lo que tengo entendido y ahora trabajando para el Jedi Tairen Malarod por lo que parece. También tengo entendido que eres una genio, completaste toda la carrera de ingeniería espacial en solo tres o cuatro meses, bastante impresionante. Eres medio hermana además de Kar-ta'tor y de Yin duma, ellos si tienen algo más de fama que tu desde luego.-

-Vaya, si que te lo has estudiado ¿Verdad? Y todo de una sentada.-

-Me gusta estar informado para saber con quién trabajo, dado que no acostumbro a tener ningún compañero en mi trabajo.-

-Me parece poco justo entonces que yo apenas sepa nada de ti.-

El camarero entró dejando dos copas y la botella de vino sobre las mesa tras servirlas ambas. Luego se inclinó y volvió a salir.

-Me llaman Kal'orar.-

-Vaya, eso es Mando'a ¿No?-

Kal asintió mientras bebía un sorbo de su copa.

-Así es, fue un mote que me pusieron los Mando'ade mientras trabajé con ellos una temporada, nada vinculante claro. Supongo que me gané su respeto.-

-Eso está muy bien, pero me gustaría saber como vamos a recuperar los objetos que Tairen nos ha encomendado y saber más datos acerca del que los tiene. El me dijo que tu podrías ponerme al día en ese aspecto y tengo ganas de ponerme manos a la obra.-

-Directa al grano, bien. Bueno, trataré de explicarlo lo mejor que pueda. Sabes lo del Datacron y el Holocron ¿No es así?-

-Si, Tairen quiere que consigamos un datacron que necesita porque contiene alguna información importante y además me ha dicho que si fuera posible, querría también un holocron de origen sith que necesita para una investigación. Ambos están en las manos de algún tipo de magnate o criminal ¿No es así?-

-Exacto, de Worf L. Disk. ¿Has oído hablar de el?-

-Solo de pasada, cuéntame un poco.-

-Es un famoso traficante de esclavos en diferentes mundos del espacio Hutt y fuera de este en lugares alejados del espacio republicano. Los Hutt lo tienen en bastante estima por la cantidad de dinero que genera en Nar Shadda y otros lugares, aunque sus métodos son bastante dudosos. De todas formas, pesan sobre el varias condenadas en la República y el Imperio de las que ha escapado siempre.-

-Así que nos enfrentamos a un tipo que nada en créditos, trafica con personas aparte de otros negocios sucios y encima está bajo la protección del cártel Hutt ¿No?-

-Si, básicamente, y eso que algunos detalles tendré que contártelos cuando estemos en un sitio aun más privado.-

-Pues Tairen se ha lucido, no mentía cuando me dijo que sería un trabajo peligros y difícil, pero que realmente necesitaba mi ayuda.-

-Siempre puedes echarte atrás, Shiar'ika.-

-¡Ja! Puedo perfectamente con esto, señor Verkof. Si Tairen ha confiado en mi es por algo, así que no tienes nada de que preocuparte respecto a tu compañera de trabajo. Y ahora ¿Podemos entrar en detalles acerca de ese tal Disk?-

Los ojos de Shiar'ika brillaban y una sonrisa desafiante se había dibujado en su rostro. Kal comenzó a entender porque Tairen le había pedido a esa joven genio que le acompañase.

-Luego, este no es el lugar más apropiado para ello.-

-¿Y entonces para que me has citado aquí?-

-Pues porque me gusta el sitio y me apetecía gozar de una buena cena mientras nos conocíamos.-

Shia rió divertida, una risa cristalina y viva que cautivó a Kal mientras duró. En ese mismo momento comenzaron a traer la cena y el silencio reinó entre ambos mientras degustaban los platos que habían escogido con gula. Cuando la botella de vino quedó totalmente vacía y el último plato acabado ambos se recostaron en sus sillas satisfechos.

-Menuda comida ¿Eh?-

-Pues si, ojalá cada vez que me manden a trabajar con alguien me inviten a comer así.-

-Me alegro que te haya gustado.-

-Oye... La verdad es que no te pega mucho, es decir, Tairen me dijo que eras un cazarrecompensas y pensaba que tu ambiente sería más chungo que un sitio como este.-

-Bueno, realmente lo es. Pero verás, vivo moviendo de un planeta a otro para trabajar y no tengo familia o perro que alimentar, así que me gusta gastarme el dinero que gano por mis recompensas en darme lujazos como estos. Podría decirse que soy un caprichoso de lo exageradamente elegante y caro.-

-No te pega nada.-

Ambos rieron, quizá fruto de lo divertido del comentario de Shia o de la cantidad de vino que habían bebido. El camarero entró en ese momento dejando una notita en la mesa con la cuenta. Kal la miró y arqueó una ceja.

-Um...-

-¿Pasa algo?-

-Nah, es solo que estoy lleno. Es un sablazo, pero es lo que me esperaba aquí.-

Kal se puso en pie y se dirigió al borde del balcón, apoyándose en este para observar las luces en decenas de tonos diferentes que cubrían la ciudad. Le hizo un gesto a Shia para que se acercase a el a observar el paisaje.

-No es un mal paisaje, para ser una ciudad que esconde tanta basura.-

-Supongo que no, pero creo que prefiero otro tipo de paisajes.-

-Oye, Shia, si vamos a trabajar juntos tendremos que confiar el uno en el otro, porque no hay otra manera de lograrlo. ¿Crees que podremos?-

-Creo que si, Kal'orar.-

-Entonces, confía en mi.-

Kal la agarró por la cintura ciñéndola a el a toda velocidad y acto seguido se impulsó saltando por el balcón para justo caer en el speeder que había dejado preparado bajo este. Shia le miró parpadeando como si aun estuviese asimilando lo que acababa de ocurrir en cuestión de segundos.

-Kal'orar ¿Qué haces?-

-Em... Bueno, verás, la verdad es que me había olvidado de que me gasté la pasta en ir a una obra de teatro en Corellia hace unos días, así que tengo la cuenta a cero.-

Shia se echó a reír mientras se acomodaba en el asiento de copiloto negando para si.

-En fin Kal ¿Y ahora a dónde?-

-A mi apartamento alquilado. Es hora de trazar un plan.-


Shia asintió mientras se alejaban del restaurante y antes de que se dieran cuenta de su huida, ya se habían perdido en el tráfico de la ciudad.

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