Kal'orar
Capitulo II
La Señorita Green.
"Gracias a Crowen por el dibujo de Shiar'ika"
Kal'orar movió rítmicamente el pie
siguiendo el ritmo del suave jazz que inundaba la sala de copas del
restaurante La Chafré, actulamente el más caro y elegante de todo
Nar Shadda. El lugar flotaba entre las zonas más lujosas y el
promenade Hutt y se había puesto de moda en poco tiempo. Kal adoraba
los lugares como ese para fundirse todo el dinero que ganaba en su
trabajo y por ende había pensando que era ideal para la reunión que
iba a tener lugar.
-¡Oh! Disculpa ¿Vienes mucho por
aquí?-
Kal apartó la vista de su copa y la
barra cuando escuchó la voz femenina que tenía a su lado y le
dedico una sonrisa amable a la mujer de cabellos azules y vestido
elegante que se había situado a su lado. La conocía de la holonet,
era Chebra Funk, una actriz que había cobrado cierta fama en los dos
últimos años gracias al mecenazgo de algunos importantes magnates
del espacio hutt.
-Lo cierto es que no demasiado, más
que nada por trabajo.-
-Vaya ¿Una cena de negocios tal vez?-
-Si, algo así. Pero mientras espero,
me gusta tomarme una copa. ¿Puedo invitarte a una?-
-Por supuesto, caballero.-
Kal pidió la copa más extravagante
que había para ella, y durante minutos charlaron de cosas superfluas
en relación al trabajo de ella, bastante aburrido en opinión del
peliblanco. Fue en ese momento cuando captó un movimiento por el
rabillo del ojo y supo de inmediato que era a quien esperaba.
Parecía diferente a las Holoimágenes
que Tairen le había pasado. Llevaba puesto un vestido sencillo pero
elegante de color púrpura y el ojo de experto de Kal detectó que su
color amarillento era debido a un perfecto maquillaje sobre su piel,
que debía ser verde. Sus lekkus estaban recorridos por un patrón de
líneas negras sencillas, su rostro afilado la hacía bastante
hermosa y sus ojos púrpuras como amatistas se cruzaron con los de
el. Moviéndose con soltura entre la gente se colocó a su izquierda, a varios pasos manteniendo la distancia, y pidió una bebida.
-...Señor Verkof ¿Me está
escuchando?-
-¿Eh? Ah, si, perdona. Me quedé un
poco traspuesto mirándote.-
-¡Hmf! Si me disculpa, tengo que
atender a uno de mis fans.-
La actriz se giró con gesto
enfurruñado y se alejó. Kal se sonrió contento de haberse librado
de ella y entonces se deslizo a su izquierda hasta colocarse junto a
la misteriosa Twi'lek que acababa de llegar.
-Camarero, la copa de esta encantadora
mujer corre de mi cuenta.-
Ella le miró arqueando una ceja y
luego le dedico una leve sonrisa.
-La señorita Green, si no me
equivoco.-
-Así es, y tu debes de ser el famoso
señor Verkof ¿Me equivoco?-
-No te equivocas, te estaba esperando.-
-Lamento el retraso, pero me estaba
arreglando.-
-Después de verte me parece totalmente
justificado.-
El cazarrecompensas bebió de su copa
para apurar su contenido mientras ella bebía de la suya. Después
ambos se miraron durante unos segundos, estudiándose mutuamente.
-Te imaginaba diferente, señorita
Green.-
-¿Ah si?-
-Si, me esperaba a una anciana sabia o
algo peor teniendo en cuenta que quien te ha enviado es... Oh. Casi
lo olvido.-
Alzó la mano llamando la atención de
uno de los camareros que caminaban por la zona vigilando que las
necesidades de los clientes estuviesen cubiertas.
-Disculpa, camarero. Tengo una reserva
para dos en la mesa-suite del restaurante, a nombre de J. Verkof.-
El camarero asintió revisando
seguidamente su datapad.
-Si, así es. Por aquí por favor.-
Les guió hasta un reservado situado en
la parte baja del restaurante, un balcón que daba directamente hacia
la zona más luminosa de todo Nar Shadda, unas vistas nada
desdeñables. El balcón estaba decorado con algunas macetas de
flores coloridas para dar ambiente.
-Con su permiso, Señorita Green.-
Kal echó hacia atrás su silla para
acomodarla educadamente y después de sentó el, tomando la
Holo-carta entre sus manos con una sonrisa deslumbrante.
-Bien, de primero tomaremos una
ensalada kwati y de segundo un birdu al horno. He oído que ese
pescado es la especialidad de la casa.-
-Así es caballero, no se quedará
indiferente.-
-Perfecto.-
Entonces la Twi'lek alzó la mano
indicandole a Kal que se detuviese.
-La ensalada de primero está bien,
pero de segundo tomaré un chuletón de nerf a la pimienta por
favor.-
Se volvio a mirarle con una sonrisa
autosuficiente dibujada en los labios.
-No me gusta que elijan por mi.-
-Ya lo veo. En fin, tráiganos un tinto
Malarod de Alderaan, el reserva Nuru por favor.-
El camarero asintió y acto seguido se
alejó saliendo del reservado. Kal observó detenidamente a la
Twi'lek mientras esta aun sonreía con sus ojos amatista fijos en el.
-En fin, Shiar'ika, aquí podremos
hablar con más tranquilidad.-
-¿Conoces mi nombre?-
-Bueno, como Tairen me lo dio me tome
la molestia de investigarte un poco. Shiar'ika, hija del famoso
Capitán Reilen por lo que tengo entendido y ahora trabajando para el
Jedi Tairen Malarod por lo que parece. También tengo entendido que
eres una genio, completaste toda la carrera de ingeniería espacial
en solo tres o cuatro meses, bastante impresionante. Eres medio
hermana además de Kar-ta'tor y de Yin duma, ellos si tienen algo más
de fama que tu desde luego.-
-Vaya, si que te lo has estudiado
¿Verdad? Y todo de una sentada.-
-Me gusta estar informado para saber
con quién trabajo, dado que no acostumbro a tener ningún compañero
en mi trabajo.-
-Me parece poco justo entonces que yo
apenas sepa nada de ti.-
El camarero entró dejando dos copas y
la botella de vino sobre las mesa tras servirlas ambas. Luego se
inclinó y volvió a salir.
-Me llaman Kal'orar.-
-Vaya, eso es Mando'a ¿No?-
Kal asintió mientras bebía un sorbo
de su copa.
-Así es, fue un mote que me pusieron
los Mando'ade mientras trabajé con ellos una temporada, nada
vinculante claro. Supongo que me gané su respeto.-
-Eso está muy bien, pero me gustaría
saber como vamos a recuperar los objetos que Tairen nos ha
encomendado y saber más datos acerca del que los tiene. El me dijo
que tu podrías ponerme al día en ese aspecto y tengo ganas de
ponerme manos a la obra.-
-Directa al grano, bien. Bueno, trataré
de explicarlo lo mejor que pueda. Sabes lo del Datacron y el Holocron
¿No es así?-
-Si, Tairen quiere que consigamos un
datacron que necesita porque contiene alguna información importante
y además me ha dicho que si fuera posible, querría también un
holocron de origen sith que necesita para una investigación. Ambos
están en las manos de algún tipo de magnate o criminal ¿No es
así?-
-Exacto, de Worf L. Disk. ¿Has oído
hablar de el?-
-Solo de pasada, cuéntame un poco.-
-Es un famoso traficante de esclavos en
diferentes mundos del espacio Hutt y fuera de este en lugares
alejados del espacio republicano. Los Hutt lo tienen en bastante
estima por la cantidad de dinero que genera en Nar Shadda y otros
lugares, aunque sus métodos son bastante dudosos. De todas formas,
pesan sobre el varias condenadas en la República y el Imperio de las
que ha escapado siempre.-
-Así que nos enfrentamos a un tipo que
nada en créditos, trafica con personas aparte de otros negocios
sucios y encima está bajo la protección del cártel Hutt ¿No?-
-Si, básicamente, y eso que algunos
detalles tendré que contártelos cuando estemos en un sitio aun más
privado.-
-Pues Tairen se ha lucido, no mentía
cuando me dijo que sería un trabajo peligros y difícil, pero que
realmente necesitaba mi ayuda.-
-Siempre puedes echarte atrás,
Shiar'ika.-
-¡Ja! Puedo perfectamente con esto,
señor Verkof. Si Tairen ha confiado en mi es por algo, así que no
tienes nada de que preocuparte respecto a tu compañera de trabajo. Y
ahora ¿Podemos entrar en detalles acerca de ese tal Disk?-
Los ojos de Shiar'ika brillaban y una
sonrisa desafiante se había dibujado en su rostro. Kal comenzó a
entender porque Tairen le había pedido a esa joven genio que le
acompañase.
-Luego, este no es el lugar más
apropiado para ello.-
-¿Y entonces para que me has citado
aquí?-
-Pues porque me gusta el sitio y me
apetecía gozar de una buena cena mientras nos conocíamos.-
Shia rió divertida, una risa
cristalina y viva que cautivó a Kal mientras duró. En ese mismo
momento comenzaron a traer la cena y el silencio reinó entre ambos
mientras degustaban los platos que habían escogido con gula. Cuando
la botella de vino quedó totalmente vacía y el último plato
acabado ambos se recostaron en sus sillas satisfechos.
-Menuda comida ¿Eh?-
-Pues si, ojalá cada vez que me manden
a trabajar con alguien me inviten a comer así.-
-Me alegro que te haya gustado.-
-Oye... La verdad es que no te pega
mucho, es decir, Tairen me dijo que eras un cazarrecompensas y
pensaba que tu ambiente sería más chungo que un sitio como este.-
-Bueno, realmente lo es. Pero verás,
vivo moviendo de un planeta a otro para trabajar y no tengo familia o
perro que alimentar, así que me gusta gastarme el dinero que gano
por mis recompensas en darme lujazos como estos. Podría decirse que
soy un caprichoso de lo exageradamente elegante y caro.-
-No te pega nada.-
Ambos rieron, quizá fruto de lo
divertido del comentario de Shia o de la cantidad de vino que habían
bebido. El camarero entró en ese momento dejando una notita en la
mesa con la cuenta. Kal la miró y arqueó una ceja.
-Um...-
-¿Pasa algo?-
-Nah, es solo que estoy lleno. Es un
sablazo, pero es lo que me esperaba aquí.-
Kal se puso en pie y se dirigió al
borde del balcón, apoyándose en este para observar las luces en
decenas de tonos diferentes que cubrían la ciudad. Le hizo un gesto
a Shia para que se acercase a el a observar el paisaje.
-No es un mal paisaje, para ser una
ciudad que esconde tanta basura.-
-Supongo que no, pero creo que prefiero
otro tipo de paisajes.-
-Oye, Shia, si vamos a trabajar juntos
tendremos que confiar el uno en el otro, porque no hay otra manera de
lograrlo. ¿Crees que podremos?-
-Creo que si, Kal'orar.-
-Entonces, confía en mi.-
Kal la agarró por la cintura ciñéndola
a el a toda velocidad y acto seguido se impulsó saltando por el
balcón para justo caer en el speeder que había dejado preparado
bajo este. Shia le miró parpadeando como si aun estuviese asimilando
lo que acababa de ocurrir en cuestión de segundos.
-Kal'orar ¿Qué haces?-
-Em... Bueno, verás, la verdad es que
me había olvidado de que me gasté la pasta en ir a una obra de
teatro en Corellia hace unos días, así que tengo la cuenta a cero.-
Shia se echó a reír mientras se
acomodaba en el asiento de copiloto negando para si.
-En fin Kal ¿Y ahora a dónde?-
-A mi apartamento alquilado. Es hora de
trazar un plan.-
Shia asintió mientras se alejaban del
restaurante y antes de que se dieran cuenta de su huida, ya se
habían perdido en el tráfico de la ciudad.
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